En las cárceles de EEUU un cubano lucha por su libertad y con sorprendente humor nos habla de la vida y también del amor. Gerardo Hernández cumple junto a Antonio, Fernando, Ramón, y René una injusta condena.
El humor ha acompañado a Gerardo desde la niñez. En los momentos más duros de su existencia no ha renunciado a la capacidad de reír ante la adversidad
“El interés por la caricatura —narra Gerardo en el libro "El amor y el humor todo lo pueden"—... comenzó un buen día en que mi tío Oscar Nordelo, me regaló una colección de Palante... Entonces, al ver aquellos muñequitos publicados, y engañado por la simplicidad de algunas líneas, me dije: —¡Ya está!, si esto es lo que hacen los caricaturistas, yo puedo ser caricaturista...
A 17 años Gerardo Hernández publicó su primera caricatura personal en la sección Nuestros Colaboradores, de Palante, donde participó en los concursos Chispa Joven. En Palante no solo trabajó como caricaturista, también reveló sus dotes de redactor humorístico.
Gerardo simultáneo los estudios, con su trabajo en el Taller de Humoristas Gráficos Aficionados Juan David, más tarde nombrado "Aspirina.
Un buen día Gerardo estaba “haciendo garabatos, y se le ocurrió dibujar un vegetal, los trazos que tenía en el papel se parecían a un pepino jorobado. Aparecía así la tira "Pepino y compañía", uno de sus personajes más entrañables; que vio la luz en el tabloide El Muñe, publicación de la Editorial Pablo de la Torriente Brau.
El humor de Gerardo Hernández Nordelo está presente en cada momento de su momento de su vida, su esposa Adriana guarda como bellísima prueba de amor las postales que Gerardo le envía desde la cárcel. Hace 12 años ellos no se han podido ver y sin embargo, Gerardo la anima a sonreír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario