lunes, 27 de agosto de 2012

“La mujer de la Guayaberas”


La paternidad de la Guayabera ha sido polémica durante décadas. Aunque para muchos el origen la acerca a las tierras espirituanas, lo cierto es que la Prenda Nacional  de Cuba distingue por su elegancia y es usada en el mundo.

 Me llamo Aidé Hernández y en mi vida no he hecho otra cosa que ser costurera. Yo nací con un don divino para convertir la ropa en obras de arte. Cuando tenía 12 años mi tía me recogía las costuras con las clientas y ella las entregaba cuando la ropa estaba lista. Por mucho tiempo me guardó el secreto por miedo a que no fueran a creer en mis pequeñas manos y en mi alma de costurera. Era casi absurdo darle un metro tela a una niña. Usted, ni nadie  se hubieran  arriesgado…(Entre Risas)…
  
No fui a la universidad, pero tampoco tuve el sueño de ser otra cosa que no fuera costurera. Me  gradué en la Academia de Corticostura, también en la de bordados y hasta estudié para sastre. Domino los puntos de la randa y la máquina me la conozco hasta con los ojos cerrados. No está bien que lo diga yo, pero en lo mío estoy bien preparada.

¿Desde cuándo se inició en el diseño de vestuario?.

Yo soy costurera desde que estaba en el vientre de mamá y abuela hacía mi canastilla. Provengo de una familia en la que las mujeres fueran hechas para las artes manuales y los hombres para el trabajo en el campo. Yo se que eso puede sonar un poco machista, pero mi historia fue así y estoy feliz de que sea esta y no otra forma.

Con 8 años ayudé a mi mamá a bordar un mantel para una maestra de la zona que se iba a casar. Al final aquello parecía una obra de arte y mamá y yo vivimos con la añoranza de repetir la pieza. No fue hasta hace unos meses que aquella maestra, hoy una anciana de cerca 80 años, vino buscando una costurera para hacer una Guayabera. Ella no nos reconoció, pero para mí su voz era inolvidable. Juro que se me salieron las lágrimas cuando nos contó que aun conservaba el mantel. Días después se apreció con el y  decidió entregárnoslos porque sabía que la pieza simbolizaba mucho para mi familia.

¿Qué es lo más  agradece a su abuela?.

Mi abuela fue quien me enseñó a hacer Guayaberas hace unos 20 años. Yo creo que la vida me cambió desde entonces. Perdí hasta el nombre, dejé de ser Aidé para convertirme en “La mujer de las Guayaberas”.

Cuando estaba aprendiendo pensaba que nunca las alforzas me iban a salir uniformes. Yo creo que ese ha sido mi reto como costurera. Después de tanto estudiar el mismo tema puedo asegurar que se necesita darle mucha uña a la tela.. (muestra sus manos)…Cuando termino por las noches siento que los dedos se me quieren desprender. Pero, miro la Guayabera y cualquier malestar se me pasa. No hay nada que disfrute más que hacerlas.

¿Cuántas posibilidades creativas le ofrece trabajar en “La Tienda la Alforza”?

Desde que en Sancti Spíritus nació el proyecto “La Guayabera” me acerqué a sus promotores. Pasó mucho tiempo desde entonces hasta que la Quinta de Santa Elena se convirtió en la Casa de la Guayabera. Cuando supe que habría un espacio para trabajar en vivo me ilusioné mucho.

En “La Tienda la Alforza” laboro junto al artesano Fidel Díaz. Él también confecciona Guayaberas y las hace bellas. Nos retroalimentamos el uno de otro y siempre es bueno crear con quienes estén dispuestos a hacer Guayaberas.

En “La Alforza” se hacen Guayaberas por encargo. Es muy sencillo, si un hombre o mujer quiere hacerse una de ellas con nosotros. Van a la tienda le tomamos las medidas y regresa pasadas DIEZ horas y ya puede irse con su Guayabera puesta. Hay personas que son más impacientes y deciden sentarse a nuestro lado a vernos trabajar. Eso me encanta porque se que en el futuro no van olvidar ni un mínimo detalle de la camisa o el vestido que llevan puestas

¿Le gusta usar Guayaberas?

Yo te pudiera decir que visto siempre con las Guayaberas, pero no es así. Hoy tengo está blusa con los detalles de Guayabera. Me la hice especial para la entrevista, pero puedes buscar en mi casa que no tengo muchas. Lo que sucede es que me hago muy pocos vestuarios, trabajo mucho para los demás y poco para la familia.

Lo que si puedo confesar es que cada vez que tengo una salida especial me pongo una blusa o vestido Guayabera. He tenido la posibilidad de coser para diplomáticos en las  embajadas Bárbaros, Panamá, Trinidad y Tobago y recientemente en la sede consular de Ginebra en la Habana. De todos estos lugares me han llamado solo para hacer Guayaberas.

Es mucho más común que los hombres vistan Guayaberas, pero las mujeres se ven muy bellas con ellas. En la colección del Museo de la Guayabera de Sancti Spírtus está el vestido Guayabera que usó la bailarina Alicia Alonso en los 30 años del Ballet Nacional de Cuba. Cuando esa prenda llegó al patrimonio espirituano se confirmó que la propia Vilma Espín se la había obsequiado a la Prima Balerina  Absoluta.

¿Tendrán nombre sus Guayaberas?.

Yo estoy por creer que los periodistas se enteran de todo. Sí, mis Guayaberas se van a llamar Yayabo. “La Tienda la Alforza” está al lado del Río Yayabo, vivo cerca del y amo la ciudad con  locura. Esas son tres razones muy fuertes.

Al principio les iba a poner Aidé, como yo, pero algunos especialistas del Fondo Cubano de Bienes Culturales me recomendaron que no,  entonces me decidí por Yayabo. Esa será la marca de mis prendas.

¿Cómo le gustaría ser recordada?.

Yo he tenido muchos sobrenombres, una vez me dio con confeccionar pitusas y entonces en mi casa de la Calle Llano llegaban personas de todo Cuba preguntando por "La Mujer de los Pitusas". Luego fueron los trajes para quinceañeras y pasó lo mismo. Primero venían con el sueño de tener un traje hermoso y luego regresaban con su fotos. Con las Guayaberas me pasa alga especial, siento que es más de lo que merezco cuando me llaman "Aidé la de las Guayaberas".

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