Sancti Spíritus,, Febrero 14 de 2011
Carta tardía para un fallido amor.
Pablo:
Temo hacerme daño al revolver estas letras ya palabras, que a ti me digo, pues ya no estás para siempre, y al papel no le duele.
Vuela el polvo, y el tiempo como él, se hace impreciso y brumoso.
Detalles te brindo tras casi cuarenta años de presente recuerdo ¿Por qué hiciste la pregunta ?De antemano, sabías que no sólo carne habría en la respuesta, sino amor también.
¿Para qué saber? ¡Ah, sí!... ¡Había que saber! ---“un funcionario cubano no puede ser maricón, y, si es así, ¡No sale!
---“A ti te toca averiguarlo, Pablo”---
Al regresar, te busqué y alguien me dijo---“lo trasladaron”---, y así, tras dos años, hechos candor y gracia en el diminuto ser junto a mí. El encuentro. Tú que no hablaste…yo que te miré a los ojos…y la mirada bajaste…y lloré con la pregunta: ¿Por qué?
---“Ese día dijiste lo que debías, nada más”---
Descubrí que te cubría el color de la intolerancia; que te quedaban bien los grados en el cuello.
Desde entonces, ya no compro aceitunas, y ni gratis las como…me recuerdan a ti.
Ismael
P.D. Firmo con el nombre con el que me llamabas
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