Hace 59 años
jóvenes de la generación del centenario escribieron una página en la
historia de la
Revolución Cubana. Del Moncada a la
fecha muchos cubanos han vistos cumplir sus sueños.
Mi madre nació
el 26 junio de 1953. Un mes después el Moncada pasaría a la historia y para
siempre sería recordado entre los cubanos. Cuenta mi madre que conoció los
horrores de la pobreza y el desamparo. De niña vio a mi abuelo vincularse
a los grupos que apoyaban a aquella maravillosa generación que guiaba la
libertad. Dice mi madre que después del Moncada comenzó a escribirse con
mayúscula la palabra Patria. Tal vez porque lo que Cuba necesitaba era ese
impulso.
El Moncada
significó un revés militar, en cambio nunca se ha estado desde la derrota más
convencido de la victoria. El Asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel
Céspedes marcó un camino que conduciría primero al Desembarco del Granma, más
tarde a la lucha en las montañas y por último al Triunfo del Primero de enero
de 1959.
Recuerdo con
nostalgia a mi abuelo que ya no esta. Una tarde creo que tendría yo unos 6 años
cuando me enseñó una foto de Camilo y me dijo que era su amigo. A decir verdad
no le creí ni una palabra y fui a confirmar con mi madre la certeza de que
abuelo mentía. Pero que bueno que no fue así. Mi abuelo fue uno de los
colaboradores que encontró Camilo a su paso por Yaguajay. Dice mi madre
que el Héroe de Yaguajay era un hombre afable y que en las visitas a su casa
les pasaba la mano por la cabeza a mi tía y a ella.
La mejor
historia de Camilo me la contó mi abuelo. Una noche de esas de lluvia infernal
vino con otros rebeldes a visitar a mi abuelo. Dice que en la casa la cosa
estaba fea pues mi abuela llevaba días muy enferma y no había dinero para
comprar medicinas. Dicen que Camilo sacó 20 del bolsillo y se los dio a mi
abuelo, el viejo Toledo era tan bruto que no quería cogerlos y Camilo lo
convenció diciéndole que se los pagara cuando ganaran aquella pelea.
Después del
triunfo de la
Revolución mi abuelo tuvo un trabajo digno y
logró reunir el dinero para pagarle a Camilo. Fue una pena que nunca más
volvieran a verse. La muerte se llevó a un hombre cabal y mi abuelo murió
contando aquella y otras muchas historias de la patria.
Cuando llega el
26 de julio siempre me acuerdo del viejo Toledo. Siento orgullo de que mi
abuelo estuviera tan cerca de la historia. En casa la fiesta siempre comenzaba
el 26 de junio el día del cumpleaños de mami. Abuelo decía que si hubiera esperado
un mes más para nacer en lugar de Milagros le hubiera puesto por nombre
Libertad.
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