miércoles, 25 de julio de 2012

"Te llamarías Libertad "

Hace 59 años jóvenes  de la generación del centenario escribieron una página en la historia de la Revolución Cubana. Del Moncada  a la fecha muchos cubanos han vistos cumplir sus sueños.

Mi madre nació el 26 junio de 1953. Un mes después el Moncada pasaría a la historia y para siempre sería recordado entre los cubanos. Cuenta mi madre que conoció los horrores de la pobreza y el desamparo. De niña vio a mi  abuelo vincularse a los grupos que apoyaban a aquella maravillosa generación que guiaba la libertad. Dice mi madre que después del Moncada comenzó a escribirse con mayúscula la palabra Patria. Tal vez porque lo que Cuba necesitaba era ese impulso.

El Moncada significó un revés militar, en cambio nunca se ha estado desde la derrota más convencido de la victoria. El Asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel Céspedes marcó un camino que conduciría primero al Desembarco del Granma, más tarde a la lucha en las montañas y por último al Triunfo del Primero de enero de 1959.

Recuerdo con nostalgia a mi abuelo que ya no esta. Una tarde creo que tendría yo unos 6 años cuando me enseñó una foto de Camilo y me dijo que era su amigo. A decir verdad no le creí ni una palabra y fui a confirmar con mi madre la certeza de que abuelo mentía. Pero que bueno que no fue así. Mi abuelo fue uno de los colaboradores que encontró Camilo a su paso  por Yaguajay. Dice mi madre que el Héroe de Yaguajay era  un hombre afable y que en las visitas a su casa les pasaba la mano por la cabeza a mi tía y a ella.

La mejor historia de Camilo me la contó mi abuelo. Una noche de esas de lluvia infernal vino con otros rebeldes a visitar a mi abuelo. Dice que en la casa la cosa estaba fea pues mi abuela llevaba días muy enferma y no había dinero para comprar medicinas. Dicen que Camilo sacó 20 del bolsillo y se los dio a mi abuelo, el viejo Toledo era tan bruto que no quería cogerlos y Camilo lo convenció diciéndole que se los pagara cuando ganaran aquella pelea.

Después del triunfo de la Revolución mi abuelo tuvo un trabajo digno y logró reunir el dinero para pagarle a Camilo. Fue una pena que nunca más volvieran a verse. La muerte se llevó a un hombre cabal y mi abuelo murió contando aquella y otras muchas historias de la patria.

Cuando llega el 26 de julio siempre me acuerdo del viejo Toledo. Siento orgullo de que mi abuelo estuviera tan cerca de la historia. En casa la fiesta siempre comenzaba el 26 de junio el día del cumpleaños de mami. Abuelo decía que si hubiera esperado un mes más para nacer en lugar de Milagros le hubiera puesto por nombre Libertad.

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